jueves, 31 de mayo de 2018

Los motivos por los que queríamos un parto en casa

Como ya comenté en el post del mioma, nuestra idea para este segundo bebé era recibirle en casa.

Es algo que ya teníamos pensado antes de quedarnos embarazados. De hecho, guardamos el dinero hace mucho, cuando decidimos trasladarnos a Pamplona.

El parto de Pajarin fue hospitalario y maravilloso, y de hecho, de seguir viviendo en Madrid no sabemos si el planteamiento de parto en casa habría estado tan claro. Es una inversión considerable, que cuando apenas llegas a final de mes, hay que pensar mucho.

Sin embargo, el hecho de que en Navarra no existiera ningún hospital público con un protocolo claro y establecido de parto respetado, nos hizo no tener dudas. Merecía la pena la inversión; por Polluelo, por mí y en definitiva por toda la familia.

En nuestro país no es tan común como en otros esto de plantearse un parto en casa. De hecho, hay en círculos que ni se comenta, porque te consideran poco menos que una loca que pone en peligro su vida y la de su hijx.

En los países del norte de Europa es habitual que los partos sean en casa. De hecho, en algunos, el parto en hospital se recomienda únicamente cuando pueda existir algún riesgo. En otros, dar a luz en casa se ofrece como una opción dentro de las posibilidades ofrecidas por el sistema sanitario (de hecho es la que genera menor coste).

Pero, ¿qué motivos nos llevaron a tomar esta determinación?

-La seguridad que ofrece tu propio hogar, tu ambiente diario, el no tener que montarte en el coche para ir al hospital con todo lo que implica (que comprueben si estás de parto, la incertidumbre de si te mandaran a casa o no, el tiempo que transcurre desde que sales de casa hasta que vuelves a estar centrada en tu parto en la sala de dilatación,...).

-Evitar intervenciones innecesarias; teniendo en cuenta que el hecho de poner una vía ya es una intervención y está desaconsejado por la Organización Mundial de la Salud como proceso rutinario en  partos de bajo riesgo. Los tactos constantes de algunos hospitales (el de Pamplona los hace cada 2 horas y la OMS recomienda cada 4h), la consideración de algunos profesionales de que necesitas "una ayudita" para que la cosa avance y decidan manipular tu parto por ejemplo rompiéndote la bolsa o poniéndote "un poquito" de oxitocina.

-La atención exclusiva de dos matronas. En los hospitales lo habitual es que haya menos matronas que mujeres de parto, y por lo tanto el acompañamiento sea intermitente y no estén disponibles de forma continua. En un parto en casa suelen acudir mínimo dos matronas que te atienden en exclusiva y están pendientes de ti constantemente. Esto evita también intervenciones como la monitorización continua (no inalámbrica) que se practica en el hospital de Pamplona, que por muy largos que sean los cables, limita el movimiento de la mujer.

-Recibir a tu bebé en casa y poder dormir en tu cama desde el primer momento, sin necesidad de desplazarte a ningún lado. Esto, en caso de parto hospitalario, puedes sustituirlo por un alta voluntaria  temprana (aunque en algunos hospitales no "te dejan" irte tan fácilmente aunque esté todo bien). Aún así sigue sin ser lo mismo.

-Las visitas posteriores al parto que realizan las matronas. En el "pack" del parto en casa lo más habitual es que se incluyan las visitas postparto a domicilio, en las que las matronas comprueban el estado de la la madre y el bebé, cómo evoluciona la lactancia, etc. Un lujo.

-Cuando tienes otrx/s hijx/s me parece una opción maravillosa. No tiene por qué estar presente en el parto si no quieres, porque hablas con las matronas sobre como gestionar este tema, a quién pueden llamar para que vengan a buscarle/a, etc.; aunque muchos duermen mientras nace su hermanitx y no se enteran de nada. Recibir al bebé en casa, poder estar todos juntos desde el principio, me parece algo inigualable.

-Ser dueña de tu parto, ser atendida por personas con las que ya has compartido tus deseos y preferencias previamente y que sabes que respetarán.

-El vínculo establecido con las matronas. Previamente al parto, se acuerdan varias visitas durante el embarazo. En ellas se tratan preocupaciones, preferencias, se controla al bebé y el embarazo y se va actualizando el historial con las pruebas y controles que te van haciendo en la seguridad social/mutua.

Y pensarás, sí todo muy bonito, pero, ¿y los riesgos? Pues los hay, no te voy a decir que no; pero lo cierto es que las estadísticas demuestran que el número de fallecimientos de madres y bebés en partos hospitalarios y en casa son prácticamente los mismos. Muy pocos, aunque por supuesto se les da mucho más bombo a los que ocurren en casa (los de los hospitales no suelen salir en las noticias).

Un parto en casa requiere unas condiciones muy exigentes a nivel de salud de la madre y del bebé. Todo tiene que ser perfecto, el embarazo de bajo riesgo y que no exista ningún indicio de posible complicación. En mi caso, el hecho de tener un mioma, que puede (o no) provocar algún problema en el postparto inmediato, es lo que hizo que nos descartaran como "candidatos" a dar a luz en casa.




La verdad que según estoy escribiendo este post me invade una sensación extraña, de resignación, tristeza y en parte de rabia. Esta vez no ha podido ser, y no sé si alguna vez será... Ahora me conformo y doy saltos de alegría solo con el hecho de que Polluelo se coloque y podamos tener un parto vaginal y lo más natural que nos permite nuestro hospital de referencia.

(Si estás interesada en tener un parto en casa en Navarra y no sabes a quién acudir, puedes escribirme y te paso los contactos que tengo ;) )


lunes, 14 de mayo de 2018

Nuestra habitación para cuatro

Con la próxima incorporación de un nuevo miembro a la familia, hace ya unos meses que nos planteamos una serie de cambios en nuestra habitación.

Hasta entonces y desde que Pajarin tenía aproximadamente ocho meses, habíamos dormido en cama de 150 cm y cuna de Ikea en modo "colecho" (quitando un lateral y pegada a nuestra cama). Los colchones quedaban a la misma altura y por lo tanto Pajarin dormía más noches en nuestro colchón que en el suyo.

A comienzos de este año, embarazada de unos tres meses, decidimos comprar una cama para Pajarin y reestructurar la habitación; además, la cuna ya empezaba a quedarle justa.

Estuvimos mirando varios modelos, principalmente de Ikea, pero al final, tanto por características como por precio, nos decidimos por una cama de 90 cm de Muebles Lufe, en concreto ésta

El hecho de que sea de 90cm de ancho y de 190cm de largo, permite sin problema acostarnos con Pajarin en su cama para dormirle o pasarnos a su cama en mitad de la noche si hace falta (bueno, el que se pasa es Papá Oso, que yo con barrigón necesito espacio).




Lo que me hacía dudar en un primer momento era la diferencia de altura entre nuestra cama y la suya (aproximadamente 10 cm), ya que continúan estando pegadas la una a la otra. Sin embargo, ha sido un acierto, ya que impide que ruede a nuestra cama y acabemos durmiendo todos "apiñados". Esto además nos viene estupendo pensando en la incorporación de Polluelo, ya que no tenemos pensando añadir ningún tipo de cuna, sino que duerma directamente en nuestra cama.






Con Pajarin "usamos" una mini cuna de colecho, que a los dos días acabó en el salón, ya que me resultaba mucho más cómodo y más bonito tenerle junto a mí en la cama. Así que con Polluelo ni nos lo planteamos. Cuando veamos que empieza a moverse y expandirse demasiado incorporaremos la cuna de Ikea pegada al lado de la cama que queda libre, y ¡listo!

Algo que también nos hemos planteado, es comprar una cama bajita para la habitación de Pajarin (en concreto ésta también de Muebles Lufe, que me parece genial), para cuando decida que quiere dormir allí. Actualmente tenemos un diván de Ikea con dos colchones, en el cual duermen las visitas, y que creemos que no identifica para nada con una cama para él. Así que esta es una futura compra que tenemos apuntada, tal vez para final de año o principio del que viene.

No hemos pensado en ningún momento en tratar de cambiarle de habitación antes de que llegue Polluelo, por varias razones:

-Somos muy felices durmiendo juntos, y creemos que va a ser una experiencia muy bonita dormir los cuatro. Tenemos toda la vida para dormir separados, ¿qué son 3 o 4 años de colecho?

-Sigue despertándose alguna vez por la noche y no nos apetece nada tener que andar levantándonos para ir a otra habitación. El colecho es muy cómodo.

-No ha mostrado ni verbalizado en ningún momento que quiera o necesite dormir solo.

-No nos parecía justo "echarle" de nuestra habitación y que cuando llegase Polluelo "ocupara su lugar". A nosotros como adultos nos dolería mucho algo así, y creemos que además puede generar que la adaptación a la llegada de su hermano sea más complicada.

jueves, 3 de mayo de 2018

¿Embarazada o enferma?

En este segundo embarazo he tenido en varias ocasiones la sensación de estar sufriendo una enfermedad, en lugar de estar viviendo un embarazo (salvando las distancias, claro).

Es algo que no experimenté en el embarazo de Pajarin, no sé si por menor consciencia o desconocimiento, porque los profesionales con los que me topé me trataron de otra forma, o simplemente porque no hubo ningún tipo de complicación; o más bien, supongo, un cúmulo de todo.

El caso es que, aunque mis visitas a los profesionales encargados de hacer el seguimiento del embarazo tampoco han sido demasiadas, esa sensación de que algo malo podía pasarme a mí o al bebé, ha estado presente en las conversaciones con alguno de ellos.

Y sí, sé que el seguimiento con el que contamos actualmente impide que en algunos casos algo vaya mal de verdad y lo que se pretende es proteger a madre y bebé, pero también siento que en ocasiones se juega con el miedo.

Cuando ya no se trata solo de tu cuerpo y tu salud, sino también la de la personita que te habita, escuchar determinados pronósticos puede asustar y mucho. 

¿De verdad es necesario dar toooda la información a la mujer embarazada? Y precisamente yo soy muy partidaria de estar informada, pero también soy consciente de la inestabilidad emocional que puede generar el embarazo, y cómo los miedos, preocupaciones y estrés en la madre pueden afectar directamente al bebé.

Así que creo que información sí, pero la justa y cuando sea necesario, sin necesidad de anticiparse, porque pasar, pueden pasar muchas cosas...

Al igual que las pruebas, que creo que en ocasiones nos aferramos a ellas como una necesidad, una prueba de que todo va bien, y nos olvidamos de escuchar a nuestro cuerpo y a nuestro bebé.