martes, 18 de julio de 2017

PreaDOSlescencia: Días intensos.

Así estamos, de resaca post San Fermines, con una ola de calor que no se ha olvidado de nosotros esta vez, y viviendo días intensos.

Pajarin en menos de tres meses cumplirá dos años y ya hemos empezado a experimentar las "maravillosas" contradicciones y momentos "drama queen" tan característicos de esta edad.

"Es una edad maravillosa, disfrútala", nos dijo nuestra pediatra en la última revisión... Y sí, lo es, pero a la vez muuuy cansada. En definitiva, intensa, para lo bueno y para lo malo.

Es increíble ver cómo avanza, cómo se transforma de bebé a niño, cómo evoluciona cada día y nos sorprende con nuevas ocurrencias o palabras, cómo imita y aprende todo lo que le enseñamos. En fin, que nos salen corazoncitos por las orejas :)




Eso sí, la balanza se equilibra con los enfados, que son constantes y agotadores. El "NO!" sigue estando muy presente, añadido al "MÍ!! (yo) y "MÍO!". Absolutamente todo es suyo o para él.

Nuestras ideas no le suelen resultar muy apetecibles y nos lo hace saber con firmeza. Cambiarle el pañal, lavarle las manos o sentarle en la silla del coche pueden convertirse en auténticos dramas.  Y en esos momentos solo podemos respirar profundamente.



Si el momento lo permite y el volumen del llanto o gritos no es muy elevado, tratamos de ponernos a su altura y explicarle el por qué de esa situación, y que hay cosas que hay que hacer aunque no le parezcan bien, como por ejemplo montarse en la silla del coche. Ahí no cabe discusión, y sentimos mucho que se enfade, pero no existe opción.

Si se trata de asuntos que no dañan la integridad física ni mental de nadie, él incluido, tratamos de no entrar. Es decir, si vamos a comer, y él se niega y se enfada, optamos por que se quede jugando si lo prefiere, pero nosotros comemos (suele venir al momento, jeje).

Pero por supuesto, muchas situaciones nos superan. Todos estamos aprendiendo y tratando de encajar nuestras preferencias y caracteres, algo que no es nada fácil, sobre todo cuando no entiendes (ni entienden) tus emociones.

Cuando esto sucede, que suele ser al final del día (o no), cuando todos estamos cansados, con hambre y sin ganas de aguantar a nadie, trato de alejarme. Tomar algo de distancia y respirar, mientras le escucho gritar o protestar, me permite evitar el grito y la cara de "me tienes hasta el moño!".



Probablemente desde fuera pueda parecer que le ignoro y que soy una "mala madre", pero es mi forma de contener mi rabieta, de evitar ponerme a su altura, y que los dos seamos niños que no controlan sus emociones. Ese no es mi papel ahora. Así que cuando soy capaz de posicionarme como adulta le atiendo como debo hacerlo, como creo que se merece, y lo mejor que puedo dentro de mis limitaciones y mis aprendizajes pendientes de desaprendizaje.

Y lo más importante, que esto, como todo, pasará ;)






martes, 11 de julio de 2017

San Fermín apto para niños

Aún quedan 4 días para que terminen, pero me quería adelantar por si a alguien puede servirle esta información para disfrutar lo que queda, y sino para que os lo apuntéis para el año que viene.

San Fermín nunca me ha llamado la atención, de hecho me generaba bastante rechazo. Habría tenido oportunidad de venir casi cada año (como he comentado alguna vez, mi padre es de Navarra y tengo familia y amigas en Pamplona), pero me daba tal pereza el mogollón y la fiesta continua, que nunca me lo llegue a plantear.

He de reconocer que este año, incluso viviendo aquí, me lo planteaba a medias. No pensaba acercarme al centro hasta el lunes, pasados los cuatro primeros días en los que más gente hay. 

Pero una vez más, la vida me recuerda que los prejuicios son solo eso, juicios previos sin conocer la realidad del asunto en cuestión.

Si pienso en lo que significaba hasta ahora San Fermín para mi, podría ser algo así: alcohol, aglomeración, toros, "guiris", desfase, robos, violaciones, etc, etc. Todo en una misma línea, y muy positivo, ¿verdad? Al fin y al cabo es lo que nos venden mayoritariamente los medios de comunicación, ¿no? Es lo que da morbo, lo que genera polémica,...

Pues bien, la realidad es bien distinta, y aunque todo aquello que yo consideraba de los San Fermines también existe, no es lo único, de hecho es solo una pequeña parte. 

Tú decides como vivir la fiesta, y es posible hacerlo sin toros y sin alcohol (bueno, una cervecilla me he tomado :) ).


San Fermin es una fiesta de interés internacional y Pamplona se prepara para ello: servicios de limpieza, policía, baños portátiles, villavesas (autobuses), entre otra cosas, se refuerzan pensando en una población que se multiplica por cinco en estos días.
Existen páginas webs con toda la información y aplicaciones para el móvil geniales para enterarte de todo:












Pero lo que quiero destacar es lo más importante que hemos vivido en estos primeros San Fermines como familia: ¡San Fermín es apto para niños!



De hecho es un planazo para niños. Existen espacios exclusivos para disfrutar con ellos todo el día, gratuitos y con actividades diversas. 
Zonas como "¡Menuda Fiesta!" en la Plaza de la Libertad con hinchables, arenero, coches para los más peques, futbolines, casetas de juegos, etc; y el maravilloso Birjolastu de la Compañía PAI y la Fundación ECODES en el Parque de la Taconera; un espacio chulísimo creado con materiales reciclados del que pueden disfrutar bebés y niños más grandes. Está dividido en varias áreas con distintas temáticas: música, circo, cocina, embarcadero, etc. Lo que más nos ha gustado de momento :)









Además, por supuesto, la comparsa de Gigantes y Cabezudos que recorre a diario las calles de Pamplona y las actuaciones y exhibiciones de música y baile que también hay cada día en diferentes puntos.





Si vienes de fuera y quieres huir del jaleo del centro, siempre puedes alojarte en barrios o pueblos a las afueras y desplazarte en villavesa al centro para disfrutar de la fiesta.

Desde nuestra experiencia, el mogollón no lo es tanto, en lo que a actividades de niños se refiere. Obviamente habrá horas punta (que a nosotros no nos han coincidido), pero se puede sobrellevar. 

Eso sí, por las mañanas, hasta que pasan los servicios de limpieza, la ciudad huele a alcohol y a "pis", y es frecuente cruzarse con los que van de vuelta "haciendo eses". 

Si tus prejuicios son los que te impiden disfrutar de San Fermín, trata de derribarlos, probablemente te sorprendas.

martes, 4 de julio de 2017

Primeras veces: de camping con Pajarin

Ya estoy de vuelta. Vacaciones merecidas (y cortas) que ya han terminado. Es decir, cuando casi nadie se ha ido todavía de vacaciones, nosotros ya hace más de una semana que hemos vuelto... En fin, alguna escapada seguro que cae, que queda mucho verano por delante.

Como ya adelanté en el anterior post, nos estrenábamos de camping con Pajarin. Bueno, yo me estrenaba de camping en general (ya era hora de probar).

El destino elegido fue el País Vasco, tanto por cercanía (lo preferíamos al ir con tres peques de menos de tres años), paisajes, playas y un buen número de campings repartidos por toda la costa.

Compartimos vacaciones (y tienda) con "mi alma gemela" y familia, lo que nos permitió compartir gastos, aventuras y tareas. El concierto nocturno para que se durmieran los tres pequeños es un momento para recordar :)




La idea inicial era dormir fuera nueve noches, que finalmente se redujeron a siete. Es lo bueno de irte de camping, que puedes ir ampliando o reduciendo la estancia según las circunstancias del momento.

Nuestro primer destino fue el Camping de Orio, muy cerca de Zarautz. El ambiente era muy tranquilo y la mayor parte de nuestros vecinos eran alemanes, daneses y demás nórdicos jubilados con sus autocaravanas.
  • Pocas sombras y mucha luz nocturna (farolas de leds) que impedía distinguir si había amanecido o no.
  • Buenas instalaciones (tienen bañeras para bebés, algo muy cómodo para bañar a los peques).
  • El primer día me quemé la espalda cual guiri (así me mimetizaba con el ambiente) con una tarde de cielo nublado y una camiseta de tirantes normal y corriente. Algo que arrastré todas las vacaciones (¡una gracia!)
  • Estuvimos tres noches, de las cuales nos llovió dos. Resultado: tienda, sacos y colchones mojados; recoger lloviendo y niños felices con botas de agua retozando en el barro.
  • Valoración general: regular. Tuvimos algún encontronazo con el personal y finalmente nos cobraron más de lo que nos explicaron cuando llegamos.

Desde Orio fuimos hasta el Camping Sopelana, casi en la frontera con Cantabria y cercano a Bilbao. Perfecto para visitar varios puntos que nos interesaban.
  • Personal muy amable, tratando de facilitarnos la estancia en todo momento. Buen precio!
  • Más sombras aunque instalaciones más viejas. Las duchas funcionaban regular, la lavadora estaba estropeada y no tienen bañeras para bebés.
  • Piscina chula (pequeña y grande) , con zona de césped, merenderos y un bar con muy buena pinta, aunque nada de sombra, lo que supone un gasto importante de crema y no poder permanecer demasiado tiempo a determinadas horas.
  • En este camping estuvimos cuatro noches, de las cuales dos dormimos en el suelo: la primera se nos pinchó el colchón, y la segunda (con colchón nuevo comprado en Decathlon-un punto a tener en cuenta que estuviera tan cerca-) no debimos cerrar bien la válvula y se nos desinfló.
  • La última noche, para despedirnos, casi salimos volando. Lluvia y viento agitaban la tienda mientras los peques dormían y los padres pensábamos alternativas para huir antes de que nos arrastrara el huracán. Finalmente las nubes se fueron y todo quedó en una aventura más que sumar a los días de camping.
  • La cercanía al metro nos permitió visitar Bilbao sin necesidad de llevar coche. Un viaje largo, pero más económico que pagar parking.



Desde nuestros dos campamentos base pudimos visitar:

-Zarautz: super día de playa improvisado y comida en el paseo marítimo, siestas en carro y mochilas y helado artesano de merienda.

-Cabárceno: día de llovizna, perfecto para no morir de calor, y cierta decepción por la situación de algunos animales.




-San Juan de Gaztelugatxe: la muerte a pellizcos es hacer el recorrido a las 13.30h de la tarde con una solana y 35 grados impropios de la zona. Vistas espectaculares.






-Bilbao: sorprendente, acogedora y muy bonita (pese a los 42 grados que marcaba el termómetro).

-El Bosque de Oma: Increíble y muy recomendable.



-Mundaka: preciosa playa de aguas tranquilas y cristalinas, perfecta para ir con peques.




Pues bien, una vez resumida la estancia y teniendo en cuenta;

mi espalda quemada que no me dejaba dormir las primeras noches y los últimos días se pelaba cual lagarto;

la mala calidad de la tienda, cuyo fabricante aseguraba que soportaba agüaceros y no resistió el chirimiri de Euskadi (ya está devuelta a Amazon);

el colchón pinchado y la torpeza hinchando el segundo;

las decenas de veces de sacar y meter cosas en la tienda y el coche (mañanas y noches);

las "no siestas" de Pajarin, que solo admitía en el coche y que duraban lo que durase el trayecto;

los desayunos, comidas y cenas cocinados con mucho amor y niños hambrientos que reclamaban su ración;

nuestro coche que el último día no quería arrancar y a punto estuvimos de que la grúa nos remolcara;

la capacidad de disfrutar de Pajarin, con sueño, con lluvia, con sol, en la playa o la piscina, pintando a  todas horas y enseñándonos a disfrutar de la vida; ...

... reconozco que el camping no es lo mío.
Bueno, más bien, no es mi primera opción con nuestras circunstancias actuales.
Siendo sincera, es muy cansado. Sí, lo sé, las vacaciones con niñ@s son cansadas, pero ir de camping añade tareas y "complica" otras que en la comodidad de tu casa no cuestan tanto. Si a eso añadimos que sueles descansar menos tanto por la superficie en la que duermes, como porque las horas de luz acortan el sueño de los peques,... Pues eso, la energía disminuye.




Que no digo yo que no me vaya a ir de camping nunca más. Con niños más grandes, o sin ellos, me parece una buena opción, y para escapadas de fin de semana también.
Sin embargo, de momento, lo descartamos. Volvimos bastante más cansados y con un bolsón tremendo de ropa sucia. Pero, oye, había que probar para poder valorar.
Y sí, Pajarin disfrutó mucho, pero si algo he aprendido en este tiempo, es a tratar de equilibrar necesidades.

Nuestra energía, nuestro estado de ánimo le afecta directamente, así que seguro que si todos disfrutamos, él lo hará también.

Es un "disfrutón"!