lunes, 24 de abril de 2017

De la mano de Cris de Froggies


Hola, somos Froggies, un universo de juegos y diversión.

Este es el mensaje con el que nos recibe Froggies al entrar en su página web
Si aún no les conoces, Froggies es una empresa de animación infantil, cuyos pilares fundamentales son el respeto al niño, el amor por lo que hacen y el cuidado por las ilusiones de los más pequeños.

Ofrecen formación, servicios para empresas y familias, y organización de eventos. Es increíble el abanico de opciones que tienen, y aunque me cuesta mucho elegir, me entusiasman especialmente actividades como el taller "Sintiendo los cuentos", Belly Painting, Blessing Way y la animación infantil para bodas. Os animo a que echéis un ojo a su página web, que además de ser preciosa, tiene muchísima información.

Y al frente de todo esto, está ella, Cristina Saraldi, a la que descubrí por Instagram, y con la que coincidí en un "evento" Emeibaby sin tener muy claro si era ella o no. Las redes sociales nos han mantenido en contacto durante este tiempo, y la vida ha ido cruzando nuestros caminos mediante casualidades que no son tales.

Cris es ternura, sinceridad, positivismo, transmite calma y esa sensación de "todo va a ir bien" que tanto reconforta. Si quieres saber más sobre ella sigue leyendo, no tiene desperdicio.





Nombre y edad
Cristina María. 36.


¿Dónde naciste y dónde vives actualmente?
Nací en Pamplona y vivo físicamente en Madrid, aunque mi cabeza y mi alma están a veces aquí y a veces más lejos ;)


¿Cuántos hijos tienes y de qué edades?
Cloe de 5 años (julio 2011) y Kian de15 meses (enero 2016).


¿A qué te dedicas?
A ser madre principalmente, aunque en esa tarea soy empresaria, gestiono Froggies con lo que ello supone, escribo y doy formación y talleres entre otras cosas. 
Siempre me cuesta describir a qué me dedico…


¿A qué te dedicabas antes de ser madre?
Antes de ser madre trabaja en Publicidad y Nuevos Negocios en televisión; y antes en producción, y antes en una revista, y antes en un restaurante, y en un cine y… he hecho muchas cosas antes de ser madre y crear Froggies.


¿Cambió tu vida a nivel laboral y emocional cuándo nació tu primer hij@?
Totalmente


¿Por qué Froggies? 
Porque tenía que ser…


¿Qué te llevó a crear y creer en este proyecto? 
Un sueño, apostar, confiar en que un nuevo rumbo es posible y sobre todo la confianza en mí misma y en el equipo que me rodea.





¿Cómo pudiste hacerlo realidad? 
Trabajando mucho, cambiando de hábitos, saliendo de mi zona de confort, con apoyo (muy importante) y sobre todo desaprendiendo mucho de lo aprendido. Emprender mola, pero nunca nos contaron que molaba...


¿Cómo compaginas tu vida laboral con la maternidad?
Me cuesta pensar en compaginar. Debido a mi proyecto, la maternidad está muy integrada en mi trabajo y mi trabajo en mi vida. Aunque es cierto que procuro cumplir unos horarios y llevarlos a cabo, no lo logro siempre. Hago bolillos para poder atender a mis hijos y también las necesidades de la empresa. Sin embargo, durmiendo menos y soñando más, lo llevo con ilusión.


¿Cuál crees que es hoy en día el mayor problema al que nos enfrentamos los padres en la crianza de nuestros hijos?
Diría que depende sobre todo de cómo quieras y elijas criar. Si decides repetir los patrones sociales, y seguir lo que hace la mayoría de la gente, no te encuentras tantos problemas. Cuando eliges otro camino, aunque sea mínimamente diferente, ahí es cuando te encuentras los problemas. Principalmente es la sociedad en sí misma, con sus normas, sus costumbres, sus leyes, su crítica social y falta de respeto. Que si das de mamar más allá de x meses, que si eliges no dar purés, que si no va a la guardería, que si te coges excedencia, que si va a un colegio libre, que si no castigas, que si aún duermes con él, que si tantas y tantas elecciones tan personales… 
En este país nos gusta juzgar y criticar a los demás en vez de hacer autocrítica.


¿Qué le dirías a una mujer embarazada o mamá reciente, que echaste de menos que te dijeran a ti?
Cada mujer es un mundo y no creo que lo que a mí me hubiera gustado escuchar deba servir a otra mujer. Lo único que diría es enhorabuena y que siga su instinto.


Tres pilares fundamentales para una crianza feliz
Para mí…
  1. Paciencia
  2. Desaprendizaje
  3. Mucho mucho amor y confianza en uno mismo




Tus básicos en la etapa maternidad/crianza
- Un libro: Amar sin miedo a malcriar
- Un portabebés: Con Cloe fue un fular Didymos rojo. Con Kian… quizás el valor que tiene la Emeibaby que me regaló mi tribu.
- Una escapada: con niños, mi Isla Canela querida. Con pareja, cualquier noche durmiendo más de 6 horas seguidas ;)
- Un café con…: Dejé el café hace ya muchos años, pero acepto un té muy gustosa con tantas y tantas personas. Disfruto mucho charlar con Laura, mi matrona y amiga, la que me acompañó en el parto de Kian. Tomar té con ella es siempre un regalo. Aunque si pudiera cumplir también un sueño, probablemente tomaría cualquier cosa con Nefertiti y con Daenerys Targarian. 
- Un blog (además del tuyo, jiji): De mi casa al mundo





martes, 18 de abril de 2017

Colaboración Lactapp + Papá Oso en Youtube

Tenía pendiente compartir por aquí mi emoción por haber sido elegida colaboradora del estupendo blog de Lactapp

Lactapp es una aplicación para el móvil (disponible en Google Play y App Store) sobre lactancia, con contenido de calidad y un equipo maravilloso detrás. Hace tiempo publiqué una entrevista a Alba Padró, consultora de lactancia en Lactapp, que puedes leer aquí. 


Mi primer post lo dediqué al sueño infantil, ese gran desconocido, y que tanto nos preocupa a padres y madres. Puedes leerlo aquí: "Mi niño no me duerme".

Además, la emoción se multiplicó cuando Papá Oso se convirtió en el ganador del Concurso "Papi portea" de Monitos y Risas. Se trataba de grabar un vídeo en el que papá explicara (y demostrara) como se coloca a su hijx para portearlo, trucos que utiliza, etc. Y Papá Oso, que con eso de ser gaditano, lleva el arte en las venas, ¡ganó el premio! Una Emeibaby preciosísima, que seguro disfrutaremos (me incluyo porque me la presta, jijiji). Hay que reconocer el aporte de Pajarin, que con su saludo final y sus imitaciones de caballo ponen un broche de oro al vídeo. XD




Y aquí, los flamantes ganadores con su premio :)



viernes, 14 de abril de 2017

Viernes de parto: La magia existe

Emoción en estado puro...
El segundo parto de "mi alma gemela" es ese que desearíamos todas las mujeres. Ese en el que reina la tranquilidad, el amor, la consciencia de la importancia del momento que se está viviendo.

Hoy hace exactamente 98 días que llegaste a nuestras vidas y es que, desde entonces, vivo el presente, ese precioso instante único e irrepetible que sé no volverá más.

Tu llegada a este mundo fue tranquila, íntima y muy emotiva. Después de un embarazo lleno de altibajos emocionales, nos llenaste de luz y de amor. Cuántos aprendizajes en tan poco tiempo… 

La primera gran lección fue que puedo confiar en mi cuerpo porque es la máquina mejor diseñada. 

Al principio, mi cuerpo me mandaba señales inequívocas de que estaba embarazada, pero mi cerebro me decía que aquel test había dado negativo. A pesar de todo, yo me acariciaba el vientre y notaba como mi útero se iba ensanchando mientras se llenaba de vida. Vivimos unas vacaciones inolvidables en Portugal, y fue allí cuando dejé de creer en un trozo de plástico y escuché los mensajes de mi cuerpo. A nuestra llegada a Madrid, me repetí el test, y ahí estaba esa rayita marcada con gran intensidad que confirmaba mis sospechas. 

La segunda gran lección es que todos tenemos una fortaleza interior increíble, sólo hay que verla, y tú nos hiciste de espejo. Nos diste una fuerza increíble para que papá y yo llegásemos a nuestra esencia y a saber qué queríamos de verdad en nuestras vidas. Y así, empezamos con el síndrome del nido, pero esta vez no se trataba de buscar una cuna (¿para qué?), sino de vender nuestra casa para poder volver dentro de poco a la tierra que nos vio nacer. Además, decidimos firmar un papel para que nuestra relación tuviese validez ante el estado, lo que provocó una serie de situaciones que nos obligaron a abrazar a nuestro niño y nuestra niña interior para poder daros a tu hermano y a ti lo mejor. 

La tercera gran lección fue, que si confiábamos en la vida, nos traería aquello que necesitábamos.

La cuarta, que con personas que te quieren a tu alrededor nada puede salir mal. Desde entonces, han ido llegando a nuestra vida o tomando más fuerza aquellos que de verdad nos quieren y ha sido maravilloso. 

La quinta gran lección es que el amor es el motor del mundo, y por amor a un hijo somos capaces de todo.

Con todas estas lecciones, fuimos preparando tu llegada al mundo. Decidimos que sería en el calor de nuestra casa, rodeado por dos matronas maravillosas y una doula excepcional. 

Fueron pasando las semanas y en la 37 empezamos a preparar todo para cuando decidieses llegar. La visita de Anabel, Sara y Paca cada semana nos llenaban de tranquilidad. La visita de los abuelos y los tíos y primos me llenaron de ese calorcito que tanto necesitaba para afrontar el parto con serenidad. Las quedadas con Raquel, Rober y Adrián nos hicieron más ameno el tiempo que pasaba.

El día 5 de enero me desperté y tenía alguna contracción cada hora y media más o menos. Habíamos quedado para comer con Raquel y su familia, para ver la cabalgata y comer roscón de reyes. Esa mañana me salía todo del revés y ahora sé que es porque mi consciencia estaba en ti, en tu llegada. 

Comimos juntos y fuimos a ver la cabalgata del barrio, a comprar las dos cosas que necesitaba para el parto y nos hicimos las últimas fotos. De vuelta a casa seguía con contracciones más o menos cada hora. Hacia las 8 de la tarde, me dio una más intensa y decidí que era hora de volver a casa. Me puse en la pelota de pilates y cogí el saco de semillas. Seguía pensando que teníamos mucha suerte de contar con tanta gente que nos quería alrededor. Disfrutamos del roscón de reyes y Raquel y su familia se fueron. Quedamos en avisarles si empezaba el parto por si hacía falta que se quedasen con tu hermano, que además, estaba con fiebre.

Esa noche papá me preparó un baño relajante con sal para aliviar la retención de líquidos, y al quitar el tapón de la bañera, supe que quedaba poco tiempo para ser dos en un mismo cuerpo. Y así te lo hice saber, te dije que estaba preparada para tu llegada, para acompañarte en el camino hasta este mundo.

Las contracciones seguían viniendo, pero eran muy irregulares. Papá me decía que le recordaba al otro parto. 

De repente, se me descompuso el estómago, no me apetecía comer. Papá y yo decidimos darnos los regalos de reyes, por si acaso, y preparamos las cosas para tu hermano. Estuve un rato en el sofá y llamamos a Sara (la matrona). Le contamos que tenía contracciones muy irregulares e indoloras y que me iba a la cama a descansar. Al poco rato nos escribió Gaby, el fotógrafo (y segunda doula :) ), para preguntar qué tal iba todo. Le dije que me iba a la cama y quedamos en avisarle si el parto comenzaba. 

Me metí  en la cama sobre las 23:45 y en la primera contracción me levanté. Me fui al sofá a apoyarme contra el respaldo, allí estuve mucho rato. Las contracciones eran muy espaciadas y suaves. Papá estaba a mi lado, acompañándome. Te leímos el cuento de “El mundo al que vienes” y te dijimos que estábamos listos para recibirte y con muchas ganas de conocerte. 





De repente, caí en la cuenta de que la ropita que teníamos pensado ponerte, no estaba lavada, (los abuelos te la habían regalado hacía apenas dos días). Y ahí estaba papá, cortando las etiquetas y poniendo una lavadora con tu ropa, mientras preparaba una infusión de cola de caballo y tomillo, cortaba judías que había comprado esa mañana en el mercado y me acariciaba, mientras yo me dejaba llevar por esas olas. Me imaginaba en el mar, adentrándome más cuando era algo más intensa la ola, pero sabiendo que pronto volvería a la orilla. Yo le insistía en que se fuese a dormir; y me hizo caso, aunque me pidió que para cualquier cosa le avisara. 

A la 1:00 noté una contracción como “de hueso”, más intensa, y avisé a papá para que llamase a las chicas. Inmediatamente se levantó y vino a verme. Me dijo que ya las había avisado. Me preparó el baño, encendió unas velas y puso la toalla a calentar. Al poco rato de estar en la ducha le pedí la pelota de Pilates y la metí dentro. Sentí alivio de poder sentarme, pero me apetecía sumergirme, así que le dije que le pidiese a las chicas que subiesen la piscina de partos. 

Papá se fue al lavadero a poner la secadora. En ese momento me vino una contracción más intensa y vino corriendo al escucharme gritar un poco. Le dije que estaba bien, pero que las contracciones eran cada vez más seguidas y alguna más intensa. Decidí salirme porque no me apetecía estar más en la ducha. Necesitaba moverme y no estar pendiente del grifo. Papá me envolvió en la toalla calentita. 

En ese momento Unay lloró y fue a acompañarle. Yo noté como un líquido tibio recorría mis piernas. ¡Se había roto la bolsa! Enseguida miré y observé que era claro y que no había nada de sangre. Entonces sentí varias contracciones muy placenteras. Me sorprendió experimentar esa sensación tan agradable y deseé que fuese así hasta el final. Papá vino enseguida, yo ya sabía que estabas a punto de nacer y sólo venía a mi mente que el suelo del baño estaba frío, que ahí no cabíamos todos (papá y las chicas) y que iba a ser complicado trasladarme después con bebé y placenta a otro lugar de la casa. Pedí a papá que preparase el sofá. Una vez que estuvo listo, me acompañó hasta el salón. 

Me puse en cuadrupedia y noté cómo ibas descendiendo dentro de mi, sabía que tu llegada era inminente y le dije a papá que notaba tu cabeza. Él informó a las chicas, eran las 1:43. 

Miré a papá
"¿Tienes miedo?", le dije. 
"No", contestó.

Empecé a reír. Vino una contracción más de hueso, sentía como descendías, me incorporé y me apoyé en las rodillas, y noté cómo salía tu cabeza. Ahí estaban las manos de papá para recibirte en este mundo,¿quién mejor que él para hacerlo?

Papá me decía que empujase, pero enseguida noté dolor y pensé que estaba nervioso al ver tu cabeza, pero yo no necesitaba empujar en ese momento. 

Volví a apoyar las manos y noté como giraba tu cabeza. Qué sensación tan extraña, te sentía dentro y fuera de mi a la vez… En la siguiente contracción volví a incorporarme y noté cómo tus hombros salían, fue muy agradable. Al momento, con otra contracción terminó de salir tu cuerpo. 

Papá gritaba emocionado mientras te sostenía,
"Es un niño, un niño precioso!" gritaba.

Me dijo que me tumbase boca arriba y te puso sobre mi vientre. Al cogerte, noté tu primera exhalación y fue increíble. 






Eran las 1:45 del día 6 de enero. Papá trajo la toalla que teníamos preparada y te tapó. Se colocó a mi lado y me repetía que no se lo podía creer, estaba realmente emocionado, eclipsado. Yo estaba emocionada, feliz, inmensamente feliz y muy tranquila. 

Papá, cómo sabía que unos de los motivos de traslado era que la placenta no se desprendiese, me dijo que tenía la mitad ya fuera, que estuviese tranquila. 

A las 1:46 llamaron las chicas a papá al teléfono avisando de que estaban abajo y les dijo muy feliz que ya habías nacido. Llegaron a casa y nos recibieron con un abrazo cálido. Anabel con su mirada tranquila pero observando que todo estuviese bien, y Paca con ese cariño de las manos que cuidan, arropándome. Cuando salió la placenta, pedí tocar y ver el cordón y la placenta. El cordón era como papá me lo había descrito (“un macarrón enorme”) y la placenta de un rojo intenso precioso. Fue papá quién cortó el cordón y fui muy consciente de que acababa una etapa que había disfrutado mucho, en la que teníamos una conexión especial, pero sabía que empezaba una maravillosa vida fuera juntos. 

Poco a poco, empezaste a reptar hasta mi pecho. ¡Era increíble ver cómo lo ibas consiguiendo! Llegaste a mi pezón izquierdo y, tras varios cabeceos, te enganchaste a mi pecho y succionaste con fuerza, mientras la leche iba bajando. Qué agradable fue vivir esa sensación, ese instante en el que volvíamos a ser dos cuerpos unidos.




Papá me recordó que tenía ganas de hacer una estampación de la placenta y Paca la hizo. Es uno de los dibujos más bonitos que nunca he visto. 

Después de unas horas, nos fuimos a la cama papá, tú y yo, mientras las chicas terminaban de recoger sus cosas para marcharse. Empezaba una vida nueva siendo cuatro.

La última gran lección que nos diste ese día fue que nada en esta vida es casualidad. Habías decidido nacer la noche de reyes, esa donde todo el mundo espera con ilusión para recibir sus regalos. Y es que, durante todo el embarazo, yo no paraba de repetir que eras un regalo que la vida nos había traído y, justo llegaste en la noche más especial del año para enseñarnos que la magia existe. 

Gracias Gael por habernos elegido como padres, por tu paciencia, por tu sabiduría. 
Gracias a papá por ser nuestro sostén, por contenerme en los momentos difíciles a pesar de que no estaba en su mejor momento. 
Gracias a mi hijo Unay por todo lo que nos ha regalado. 
Gracias a mis padres que me dieron la vida. 
Gracias a mi alma gemela y a su familia por su apoyo, cariño y por estar ahí cuando más lo hemos necesitado. 
Anabel, Sara y Paca por vuestras sonrisas, cariño y dedicación. 
Gracias a Gaby por tus palabras y tu generosidad. 
A todas y todos os llevamos en el corazón.

lunes, 10 de abril de 2017

Tengo miedo, ergo, tú también

Cierra los ojos, escucha el silencio. Piensa en algo que te de miedo, miedo de verdad. Miedo de ese que acelera el corazón y encoge el estómago. ¿Lo tienes? Va  le, pues ahora transmíteselo a tu hijo. 

Miedo, según la RAE, significa angustia por un riesgo o daño real o imaginario.

¿Te gusta tener miedo? Probablemente no, no suele ser una sensación agradable, por lo menos para mi no lo es. Entonces, ¿por qué nos empeñamos en transmitir nuestro miedo? Es algo que hacemos casi a diario, normalmente de forma inconsciente. Necesitamos expresar eso que nos recorre el cuerpo proyectándolo en los demás. 

El problema es cuando el receptor del mensaje es un niño o una niña. 

"¿No ves que no puedes? 
Te vas a caer y vas a llorar. 
Eres muy pequeña. 
Al final te vas a hacer daño."

Hace unos días fui testigo de este monólogo en el parque. Digo monólogo porque no existe conversación. Se trata de una madre, que, supongo, con toda su buena intención, le transmitía estos mensajes a su hija. Si me coloco en la posición de la niña me siento tan frustrada... Y me da miedo, la verdad, me voy a caer y me voy a hacer daño...

El miedo genera limitaciones, y no solo de movimiento, sino a todos los niveles.

"No corras! No te puedes alejar tanto de mi, que puede salir un hombre y llevarte."

El miedo es algo natural de nuestra especie, ante una situación de peligro nuestro cuerpo reacciona, y de ahí las sensaciones físicas que experimentamos. Sin embargo, en la sociedad del siglo XXI, los peligros reales que pueden afectar a un niño en presencia de un cuidador son mínimos y solemos preocuparnos (y preocuparles) de más.




Como adultos, es importante que nos situemos en la posición de acompañar, y que todo eso que se nos remueve por dentro ante determinadas situaciones, lo silenciemos en la medida de lo posible. 

En ocasiones, no conseguimos contenerlo y se nos escapan las palabras a la vez que el corazón se nos acelera. Pero, ¿qué tal si en lugar de frustrar o limitar los aprendizajes y experiencias de nuestros hijos, expresamos realmente lo que nos pasa?

"Cariño, por favor, intenta ir despacio, que me da miedo que puedas caerte."
"¿Qué te parece si vamos al tobogán pequeño? Aquí hay niños mayores y me da miedo que puedan empujarte"

Realmente este tipo de comentarios tampoco serían necesarios, pero si tenemos esa imperiosa necesidad de expresar nuestros miedos, mejor dejar claro que son NUESTROS. 

Solemos tener esa creencia de que como adultos no podemos enfadarnos, tener un mal día, o tener miedo. Nuestro papel es el de ser la madre o el padre perfecto y sonriente para nuestro/s hijx/s, que no teme, no sufre ni llora; pero si queremos que ellos aprendan a expresar sus emociones y a no autoexigirse esa perfección, tenemos que empezar primero por nosotros mismos. 

Y es que, papá y mamá pueden tener miedos, SUS miedos, que no tienen porque ser los MÍOS.



martes, 4 de abril de 2017

Baby led weaning: un año después

Este post lo tenía en mente desde hace bastantes meses, sin embargo, creo que llega en el mejor momento. Pajarin cumple hoy 18 meses, y por lo tanto hace aproximadamente un año que empezamos con la introducción de la alimentación complementaria. 

¿Qué significa Baby Led Weaning? Su traducción correcta al castellano sería "Alimentación complementaria dirigida por el niño o a demanda", y se trata de introducir los alimentos paulatinamente en la dieta del bebé en forma de trozos (es decir, sin triturar). Durante el primer año,  el alimento principal del bebé continúa siendo la leche (materna o de fórmula), y por lo tanto no hay que reducir ni eliminar tomas, es a demanda.

Se inicia como pronto a los 6 meses, siempre y cuando el bebé esté preparado y muestre interés por lo que come el resto de la familia.

Pero como la idea del post es contar nuestra experiencia, os dejo varios enlaces y un par de libros por si queréis informaros más sobre el tema:

-Se me hace bola de Julio Basulto
-Mi niño no me come de Carlos González
-Tu hijo sabe comer solo de Maika Martin

Nos decidimos por el Baby Led Weaning (BLW) por las siguientes razones:

1. La primera y fundamental: la experiencia vivida por otras familias. Conocíamos el caso de dos familias que habían aplicado este método, mi "más mejor amiga" y "mi alma gemela" y era genial ver a sus hijxs comer.

2. Papá Oso no come purés, nunca jamás, y por lo tanto no me convencía lo de que mi hijo se alimentara a base de purés y papillas cuando su padre odia esa "textura".

3. Pereza máxima de tener que estar preparando comidas diferentes, una para Pajarin (que además había que triturar) y otra para nosotros.

4. Es lo natural. La existencia de la batidora se remonta unos 100 años atrás, así que lo de los purés es relativamente nuevo.

5. La seguridad que aporta la información. Fuimos a un curso en "Oh la luna" impartido por Eloísa López (Una maternidad diferente), me leí el libro de Julio Basulto "Se me hace bola" y leí algo por internet. La información es básica a la hora de elegir una opción que todavía no está aceptada por la sociedad al completo. Así, cuando tu pediatra te cuente cosas totalmente contrarias o tu madre te diga que estás poniendo en peligro a tu hijx alimentándole así, tendrás una base sólida que te sostenga y te reafirme en tu decisión.

Un año después, nuestra experiencia no puede haber sido más positiva y enriquecedora. Es increíble ver cómo evoluciona, cómo disfruta, cómo experimenta con la comida,... Y para muestra, un botón :)



Vídeo de BLW Pajarin (enlace directo)
(El vídeo es de andar por casa, se ha hecho lo que se ha podido)

Y todo esto es lo que hemos aprendido:

1. Los bebés son increíbles y nos lo demuestran cada día desde que nacen. Es muy habitual dudar de sus capacidades, y este método es genial para aprender a confiar en tu hijx y en lo que es capaz de lograr por si mismo.

2. Los atragantamientos son normales y frecuentes (diría que diarios al principio), y tenemos que ser capaces de respirar, acompañar y no intervenir si no es necesario. Nuestro bebé está aprendiendo a manejar alimentos con su boca, con su garganta, y esto requiere un proceso. Normalmente, con una o dos arcadas expulsara el trozo y lo más probable es que se lo vuelva a comer. :) Ojo! Atragantamiento no es lo mismo que ahogamiento!

3. Para mi, lo fundamental para disfrutar del BLW es tener una actitud tranquila. Si te angustias cada vez que coge un trozo, si intervienes cuando se atraganta, si pones caras raras, en definitiva, si tus miedos son más fuertes que la confianza hacia tu hijx, dale purés. No pasa nada, ya probarás más adelante, cuando te sientas preparada/o.

4. Es un placer compartir mesa con tu hijx, comer juntos, que te robe comida, que se le ilumine la cara cuando ve los platos en la mesa, que disfrute de lo que has preparado y que con el tiempo vaya demostrando sus preferencias. 
En nuestra sociedad, las celebraciones, las reuniones con amigos, los momentos de disfrutar en compañía, suelen estar asociados a la comida, y que tu hijx disfrute de ello es maravilloso.

5. Sí, lo reconozco, lo de limpiar es un poquito coñazo (con perdón de la expresión). Al principio cae más al suelo que a su boca, después hay lanzamientos, más tarde barrido para que sepas que no quiere más... Pero todo pasa. Ahora mismo ya no cae casi comida al suelo (salvo que la tire jugando) y solo tenemos que limpiar la mesa. Pero si pensamos en todo el tiempo que vamos a tener a nuestro hijx comiendo en casa, ¿qué suponen un par de años? Al final es una rutina, igual que fregar los cacharros o llenar el lavavajillas. Además, si tienes perro en casa, seguro que deja el suelo reluciente :)

6. Los purés están permitidos, es decir, si yo como puré, Pajarin también (además le encanta). Eso sí, al estilo BLW jajaja: metiendo manos, sumergiendo otros alimentos en él, ... un festival! 

7. La alimentación de la familia se vuelve mucho más saludable. Más frutas y verduras, menos sal, comida casera (apenas compramos alimentos procesados), y la comida rápida desaparece casi por completo. Tu hijx aprende por imitación, y es muy probable que si en casa no se comen frutas, acabe por no comerlas, al igual que si comes del McDonalds o Telepizza habitualmente, te pida y se enfade si no le das y le pones un filetito de pollo a la plancha con patata cocida.

8. Más de uno/a cierra la boca y se traga aquello de: "El niño así no come nada" "Hazle un buen puré que tiene que alimentarse" "Menuda guarrería, cómo está poniendo todo" "Ay por dios! Qué se va ahogar" "Desde luego, que ganas de pasar un mal rato". Eso sí, no esperes que se disculpen ni se retracten, eso no se estila. Con el tiempo, y cuando has introducido los alimentos más comunes, puedes ir a cualquier bar, o casa de amigos y familia, y tu hijx come como uno más: paella, unos macarrones con tomate, tortilla, unas berenjenas rellenas de carne, pollo asado con patatas,... en fin, lo que sea. Y entonces se les queda la boca abierta, y tú, orgullosa madre de su hijx (hippie loca irresponsable hace unos meses) sonríes y disfrutas con él/ella de ese placer tan inmenso que es comer.

Y para terminar, unas recomendaciones en cuanto a equipamiento y páginas de recetas de BLW muy chulas:

-Los mejores baberos (en mi opinión) para BLW. No calan, aguantan miles de lavados y se ajustan muy bien. Close Parent (os pongo el enlace de esta tienda online porque es de Pamplona y tiro pa' casa, pero lo venden en muchísimos sitios).

-BLW aprendiendo a comer (página de recetas geniales, adaptadas según los alimentos que vayamos introduciendo).

-BLW Alimentación (otra página muy chula con recetas y recomendaciones)

-App Happy Recipes (para IOS y Android) Disponible gratuita y de pago. Decenas de recetas adaptadas, está genial!